domingo, enero 04, 2009

De Neruda, para él, que no quiso escucharme.

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

jueves, enero 01, 2009

Sueño en rosa triste




Acercamiento fallido, muro de piedra ante mí. Tu dices no. No bosques dorados. No montes y barrancos. No compartir periódico la mañana del domingo. No. Alejamiento en una estación de tren. Lágrimas rotas en la garganta. Sin aire, sin luz.

sueño en azul




Volar dentro del agua; no más pensamientos, no más cosas, no más lágrimas.
Sólo ondulaciones líquidas sobre tu cuerpo.
Abrazos tibios te envuelven. El gran Azul.

Sueño del pasado



Paseo por las calles de París. Boulevard des Italiens, rue Montmartre arriba. Quiero llegar a la rue Lepic, a Abbesses, ver la Viña y los tejados matizados de grises recortándose sobre el cielo que se apaga. Bajaré después hacia el río, la isla de Saint Louis, entrar en sus callejuelas, impregnarme de la humedad de lo vetusto. Acomodarme y ver el agua oscura pasar. C'est la vie qui passe, là.....