sábado, mayo 26, 2007

Corazón, corazón, ¿por qué te rompes?¿por qué no puedes ser duro, impermeable, inaccesible al desaliento?
Dentro de ti se mezclan, o mejor, se revuelven los sentimientos. Después llegan hasta el último rincón de mi ser, y con ellos, la confusión y el desasosiego. Y una tristeza infinita que me hace aborrecer la existencia, ésta en particular, y añorar otras que alguna vez pude alcanzar y dejé de lado. ¿Es posible vivir así?Por supuesto, y mucho peor, no te quejes, que es lo que te dicen los amigos.
Pero es que yo no quiero!!! Miro atrás y veo una sucesión de hechos, acontecimientos, ilusiones rotas, otras torcidas. Y miro aquí y ahora y veo una lucha constante, un levantarse y caer una y otra vez, un no salir de este lugar hondo y oscuro, cada vez más hondo y oscuro, cada vez más....
Y miro adelante y sólo hay incertidumbre, miedo, repetición...
Y no puedo salir de mí misma y poner distancia y ver desde fuera. Estoy atrapada. Tengo que seguir este camino absurdo como el burrito al que le ponen delante una zanahoria en las narices para que ande. Tengo que seguir cada día resistiendo que me coman las entrañas y esperar la noche para alejarme de todo. Y volver a empezar. Desaparecer...¡qué bien suena!
Corazón, corazón, ¿por qué te rompes?

domingo, mayo 20, 2007


Pasa de vez en cuando. A condición de que estés en el lugar adecuado, un bosque por ejemplo. Sería imposible tomando una cerveza en la plaza Santa Ana. O arrastrando la cesta de la compra en el super. O mirando la pantalla del ordenador.
Pero si un día sales de todo eso y más, y te vas, sin más, a cien o ciento cincuenta kilómetros de la cesta, la cerveza y el pc, te reencuentras contigo, la de hace mil años, que se tiraba al suelo buscando qué sé yo, y a lo que fuera que en ese momento buscaba.
Y surge la misma emoción. La debe producir el verde que te rodea. Y empiezan a a aparecer viejos amigos, de nombres casi olvidados. Y así de pronto, entre la maleza, pequeñito y único, ves algo que no conocías, pero que sabes que puede ser, que debe ser, que quieres que sea.... ¡Y es! Una orquídea superviviente, diminuta, modesta, bella, perfecta, que te habla y te cuenta que ella es y está. Y te invita, por un momento a que tú seas y estás con ella, nada más.
Y después, te vas, con la sensación de haber reestablecido un extraño vínculo con la tierra, que es lo que eres.

viernes, mayo 04, 2007

Debo salir, he de salir, tengo que salir!!!!!!! Ahora que las tardes son largas, que la luz se vuelve de mil maneras distintas, que huelen los árboles y el campo recién lavados por la lluvia...
Y por qué no salgo?
Por qué me conformo con un paseo por ahí, entre las espigas y las amapolas, con mi perro casi como llevándome a mí en vez de yo a él?
Por qué busco el refugio de mi casa, el libro, la cena , la cama, en vez de irme a Madrid y ver , oir, sentir la vida de la ciudad que es la vida misma , alejada de esta burbuja en la que cada vez me encuentro más encerrada?
Y por qué me quedo?
Estoy cansada? tengo miedo? Las dos cosas, sí. Cansada de monotonía, y miedo a ver que las cosas son como son y no como quisiera que fueran. Quiero vida alegre, pasear entre humo y ruido, una cerveza en la Fontana, unos pinchos en los Vascos, ver cómo se mueve esa gente que disfruta y rie y me mira como si fuera mayor y estuviera fuera de lugar. Como si lo fuera....que lo soy, pero no por dentro. Como si estuviera....pero la calle es de todos!
Necesito adelantar la Hoguera de San Juan. Tengo que quemar muchas telarañas, mucha ropa vieja, muchas penas de este invierno que siendo sólo una estación se está apoderando de mí.
Socorroooooo!No quiero pasar el resto de mi vida así..........Se acabó el muermo. Lo prometo: a partir de ahora, salgo. Y ya contaré qué pasa.....

martes, mayo 01, 2007

El deseo entre tú y yo
se desvanece
como un perfume a lo largo del día.
¿Y del amor?
¿Qué quedó?
El amor...
nunca existió!
Entre tú y yo
sólo queda ese aroma muerto
de flores tiernas
que vivieron junto a mi corazón.

Y será que no debía ser.
Que no había nada.
Sólo ese deseo incontenible
de apurar el vaso,
de exprimir la fruta,
de apagar el fuego.
De apoderarse y devorar,
engullir, fagocitar...
Y luego mirar atrás.
Y olvidar.