jueves, diciembre 28, 2006

Envidiable animalito.
Calentando su sangre al sol, tan ricamente. De vez en cuando, paseíto para cazar el aperitivo y charlar con algún colega, del tiempo, de lo escasos que son los mosquitos sabrosos últimamente, de algo así como "hace mucho que no echo una buena carrerita , pero es que al sol se está tan pero que tan bien...."
Pues sí, envidiable.
En este invierno que cada vez dicen que lo es menos, cada vez echo más en falta el calor del sol. Uno tras otro, tantos, y siempre añorando calidez. Diría que se ha convertido algo así como en mi grito de guerra, si es que yo puedo gritar y armar guerra. A estas altura, lo dudo...
Pero sí pido calor. Calidez. Un envoltorio tibio. Unos brazos vivos, un pecho acogedor. Los reclamo. Los necesito, para luchar con la frialdad que me rodea, siempre ha sido así. Y qué poquitos me he encontrado....Algunos, sí, pero qué resbaladizos e inconsistentes! Apenas te instalabas, ya te estaban largando.
De ahí mi envidia hacia las lagartijas. No aspiran a más que a calentarse al sol.
Estar, ser, en su nirvana particular. Ni más ni menos que yo. Mi esperanza es la reencarnación. Ya veremos en que para todo esto!

No hay comentarios: