sábado, febrero 17, 2007

Es fin de semana.Hoy, bien. Mañana, mal.
Domingo por la noche....La misma vieja angustia de cuando era niña. El mismo desamparo, la sensación de soledad. Sentir que todo se acaba, que ya no eres libre, volver a lo cotidiano.... Total, ¿para qué?Y por qué? Naces y entras en la famosa rueda dentada, en el engranaje de la maquinaria. Y ya está. Por todos los días de tus días conscientes.
Y qué te queda?Miles de experiencias, sí, vivencias de todo tipo, también. Recuerdos, por supuesto.Y dónde se fueron las ilusiones?, te preguntas. Y lo que quise hacer y no pude?Dónde lo coloco? Cuando abriré los ojos a la luz?No soy un buen diente de rueda, no.
Lunes por la mañana....El mismo cansancio, los papeles, saber que mañana más. Y yo voy a hacer un proyecto para estar aquí seis años, seis, de mi vida? Además de todo lo demás, ¿voy a sumar estar aquí haciendo nada, construyendo cero, marioneta de carceleros de despacho con mentes obtusas?
Sé que escribo incoherentemente, que paso de un tema a otro, que todo está teñido de negro, que parece que estoy en el fondo de un agujero. Pues sí, es cierto. Y además me repito constantemente hasta el aburrimiento. Ya. Y qué? Es así como estoy, pero yo no soy así. Lucho por sacarme de dentro ese atisbo del ser que recuerdo, que ha quedado tapado por capas y capas de miedos , angustias, desilusiones y esperanzas rotas.
Puede que sea un empeño inútil. Si alguien lo vivió antes y lo sabe, que lo diga. Será bienvenido.

viernes, febrero 16, 2007


Hablo contra la pared. Como si estuviera castigada. En realidad, debo estarlo. Siento el peso de los libros puestos sobre mis brazos en cruz, sí. Y a la vez oigo el canto de los pájaros, y una música que me habla de sitios que nunca veré. Ambivalencia. Irrealidad. ¿A qué jugamos?
Estoy encerrada. En posición fetal, como si de un zulo se tratara. Hecho de mí misma. Yo soy las paredes y el interior, contenedor y contenido. La música sigue sonando, diciendo que esos sitios están, ahí, allí. ¡Y yo, aquí, con estos pelos! ¿Y los pájaros? A lo suyo, demostrando que hay vida en el aire y restregandoselo a algunos, que no levantamos el vuelo por variadas razones.
Ya no bailo. Me he cortado las alas, me he atado de pies y manos. No me muevo. Sólo una parte de mi mente, la más auténticamente mía, vuela, para encontrarse consigo misma allá, en algún punto perdido de una extraña intersección.