No puedo evitar subir la rue Lepic hacia la rue Tolozhé. Ver el Molino. Como si estuviera en una pintura de Utrillo, como si viviera esa vida que tantas veces oí recordar hasta el punto de hacerla mía. Esa vaga decadencia se hace espiral dentro de mí y me provoca una tristeza sutil a veces y otras no tanto. La añoranza puede llegar a ser la única emoción que se siente.
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