Y nos vamos, y te quedas allí, detrás de la máscara, respirando ansiosamente, mirándonos ansiosamente, moviendo la mano hinchada. Diez minutos, diez.
La sidra fresca de esta primavera te viene a la memoria, la boca reseca por el oxígeno, la semana en la playa, desayunos en el balcón, los nietos, la perra. Pero tus ojos miran más allá, donde yo no llego. Y no hablas y no sé que pasa por tu mente. Dónde miras, qué ves, dónde estás. Qué recuerdas. Qué sientes. Tantas cosas sin decir en toda una vida, cómo hacer hueco ahora que no hay voz.
Y mis egoísmos, y mis reproches, y mis exigencias, junto a los tuyos. Mis quejas, mi agobio, mi traída y llevada independencia. Ahora, son nada, basura, ceniza. Porque hay algo que está por encima de todo y siempre se olvida hasta que llega la hora de decir adiós. El amor, sólo el amor tiene sentido. Te quiero. Y no te lo voy a decir, no voy a poder. Te quiero.
1 comentario:
Cómo será esa máscara. ¿Será mucho preguntar? Es que no entiendo bien, se trata de la máscara como ser o es la máscara del amor?
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