miércoles, febrero 08, 2017


Los Tres Guardianes vigilan la pradera dorada. Ellos están, allí, impertérritos, afrontando vendavales, templándose al sol de invierno.
Ellos. Altos. Serenos. Cálidos.
Yo paso al lado. Les rozo con las puntas de los dedos. Muda caricia. Gracias.



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