martes, marzo 31, 2009

La puerta se cerrará
tal como se cerró una vez.
Es posible.
Al menos habré visto y oído,
habré sabido.
Pero todo lo que entonces quedó atrás,
seguirá atrás.
Lo sentido.
Lo no dicho.
Marcas de una vida, marcas.

2 comentarios:

Fackel dijo...

Qué poema tan sucinto y preciso. Me gusta. Curioso que medites sobre lo no dicho. A mi me ha pasado estos días, cuando descubrí un poema de Anna Montero. Lo no dicho también pertenece al pasado. Pero su pronunciación sigue pendiente. No hay que renunciar. No hay que desistir. Marcas, obviamente.

Avanza por esa expresión. Buen domingo que no lo es.

lagave dijo...

Fackel, lo no dicho va más allá del pasado,trasciende y llega a todos los instantes de tu vida. Porque no sólo callas una vez, se convierte en una constante, en una forma de ser.
Y eso constituye una losa con el paso del tiempo. La diferencia entre lo que fue y lo que pudo ser la marca el silencio y la represión de los sentimientos. La afirmación de uno mismo, la reivindicación de los deseos, de los afectos, se convierten en una deuda pendiente muy difícil de cobrar.
No hay que desistir, efectivamente. Se vive para aprender, para luchar y conseguir algo (o no), pero para luchar y aprender. Al menos esa es la esperanza.Y las marcas, ahí están.En forma de vacío, quizá.
Buen domingo, que ya lo es.