miércoles, marzo 18, 2009

Realmente, el arte es una de las pocas actividades humanas que merecen la pena. Ahora que me hundo en la miseria y disfruto tan poco, añoro el placer visual, la armonía. Si tuviera a mano las Meninas o los Fusilamientos del 3 de mayo, me asiría a ellos como tabla de salvación... No estaría mal, sería todo un lujo.
En serio, necesito paz, calma, quietud, belleza, inactividad, contemplación. Suena a nirvana, verdad? Puede que sea cierto o que haya algo más; que lo que deseo de verdad de verdad es prescindir de todo. Sin preposiciones ni conjunciones ni adverbios: no tener, no sentir, no pensar.
Ni ser, ni estar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El arte, Lagave, merece toda la pena del mundo, o mejor dicho, corrigiendo la frase, toda la alegría soterrada en uno mismo. No sé si es la única actividad que tiene importancia, pienso que hay más, que no debemos minimizar otros esfuerzos ni sublimar en exceso el Arte.

Y no sé si el arte aporta armonía, pero a mi me da sorpresa, amplitud, nervio, desata mi capacidad prospectiva, me pide conocer más, sentir más, entusiasmarme todo. La belleza en el arte es plural, y cuando me paso por el Prado, por ejemplo, siempre descubro un autor sobre el que antes no paré, un cuadro pequeño que antes no consideré. Toda una vida y dos se necesitaría. O volver a los jardines del Bóboli o al Sacro Bosco o a las ruinas de Ur o...

Me pasa que en el Arte, desde el Arte, me llegan sensaciones, turbulencias, deslumbramientos, pistas, manifestaciones contradictorias, desbordantes...Nada que me aporte paz. O sí, la paz tiene que venir después, cuando repose de un día de admiración. Evitando el síndrome de Stendhal, evidentemente. Cada vez procuro ver menos, pero de manera más concentrada e intensa.

Al Nirvana por el Arte, ejecutado o contemplado siquiera, ¿por qué no?

Buenas noches.

lagave dijo...

Pues verás, Fackel: la única manifestación artística que me revuelve es la música, que despierta en mí sentimientos y emociones que acaban invariablemente en llanto o en movimiento. La danza me parece algo sublime en cuanto a forma de expresión: es traducción de todo aquello que no se puede poner en palabras, es vuelta a lo primitivo, es encuentro con el cuerpo , fin y medio.
La pintura, la arquitectura, la escultura, quizá por lo que tienen de estático, me animan a contemplar, me dejan analizar, hacen que intime con el objeto y me olvide de todo lo demás. Paro.
Y tienen la belleza del color, las luces, las sombras, que son a modo de bálsamos para heridas invisibles.
Dentro de mi alienada vida, cada vez me encierro más en sota caballo y rey y por eso añoro esa visión que tú te racionas. Pero algún día,algún día....
Para empezar, hoy he cruzado el Retiro en plena explosión de verde. Todo un lujo y un disfrute aunque no sea artístico..
Feliz primavera.