miércoles, noviembre 21, 2007

Historia de él

Debió de ser sorprendente para un españolito de menos de veinte años el viaje desde España hasta el lago Ladoga, cerca de Finlandia. Atravesar Europa en guerra, la destrucción, los combates....Pero apenas sé nada de él, porque casi nada contó. Únicamente, que los trenes eran muy rápidos, comparados con los de aquí, que eran de madera y podías subir y bajar en marcha de ellos sin problemas. Si serían rápidos, que a veces tiraban una sopa asquerosa que les daban para comer por la ventana, y entraba por la ventana siguiente. De lo que se deduce que no iban en furgones cerrados como de mercancías o ganado, lo que demuestra una cierta atención por parte del Ejército alemán.

Una vez establecidos, les dieron una equipación que a todos les pareció excesiva. Estaban acostumbrados ala ropa de legionario, apta para el desierto, y se encontraron con interiores como de seda (que debía de ser nylon) chaquetas gruesas, capotes, botas claveteadas, casco y fusil de repetición en lugar de carabina. Todo un lujo.Pero era lo normal o incluso menos de lo necesario para sobrevivir a cuarenta grados bajo cero.¨

Él ha contado siempre muy poco de estos dos o tres años, sólo retazos. Los demás tuvimos que suponer que fue demasiado duro lo que vivió y no quería recordar. Parece que la mayoría de los que allí estuvieron han tenido una reacción parecida. Pero algo se le iba de vez en cuando y por eso tengo una ligera idea de lo que pasó.

El lago se helaba en invierno, cosa asombrosa para estos sureños, y lo más llamativo es que tendían una vía para que pasara el tren y ahorrarse unos buenos kilómetros rodeando.

Todo estaba rodeado de un bosque impenetrable, en el que los rusos acechaban entre los árboles, envueltos en sus capotes de piel. Los campesinos eran bastante mayores y escépticos en cuanto a guerras y bandos, supongo que por haber pasado las mismas miserias con todos los regímenes políticos. Las mujeres, robustas ellas, partían la leña que los "chicos" no podían partir, causando el lógico asombro.En los campos, el trigo crecía debajo de la nieve, y en el deshielo iba levantándose poco a poco.

Las tropas de la División vivían en bunkers, de los que apenas salían por las temperaturas si no era para combatir. En alguna ocasión salían por efecto de la onda expansiva de algún morterazo, pero por las ventanas y sin quererlo. A pesar de eso, los rusos no les tenían especial manía y preferían dedicar sus atenciones a los alemanes.

El bosque era un lugar peligroso, ya que los tiradores se emboscaban entre los árboles y esperaban el paso de las patrullas para atacar. Pronto aprendieron los españoles la técnica, y el capitán de la compañía le eligió por ser tirador de primera y se lo llevó a subirse a los árboles y esperar a los que les esperaban. Joven, hábil, inconsciente....¿qué haría? Silencio.Cada ruso que caía suponía un capote de piel que ayudaba a pasar el invierno.

A veces dejaban su base para acercarse a posiciones enemigas y verse las caras. En una ocasión, llegaron a una casa que tenía un gran patio central y aparecía desierta. Entraron, y en un momento, la nieve se levantó del suelo y de los tejados y empezaron a disparar por todas partes, de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Desconcertados, indefensos,unos huyeron y los más quedaron heridos o muertos. Él tuvo suerte o fue más rápido, y salió.

De lo más duro fue el cerco a Leningrado, una batalla que supuso un desgaste descomunal en la ciudad y en los sitiadores. Él cuenta los palacios que se podían ver, la riqueza que encerraba esa ciudad, pero no sé cómo pudo llegar a verlo, si es que lo vio. Cuando se comprobó que era imposible tomarla, se retiraron los ejércitos y las tropas españolas fueron obligadas a marchar. Todas excepto un grupo de voluntarios entre los cuales se hallaba, cómo no, él. Quedaron allí por un tiempo, y mientras tanto la guerra se fue resolviendo y la desbandada alemana fue general. Ellos estaban en tierra de nadie, con los rusos en los talones, así que tuvieron que huir a marchas forzadas, con la artillería tirada por mulas que al final del camino les sirvieron de comida. Cruzaron Polonia a pie, y al llegar a territorio alemán fueron embarcados en aquellos mismos trenes rápidos que les habían traído y, pasando por Francia, sorteando las tropas aliadas, les devolvieron a la frontera española.
Por fin en España.....y vuelta a empezar.Tocaba encontrar el lugar que cada uno había dejado al irse.






jueves, noviembre 15, 2007

Historia de ella

Una vez en París, tuvieron que buscar dónde vivir. El Socorro Rojo proporcionaba una pequeña ayuda y no quedaba más remedio que compartir piso o alquilar habitaciones con derecho a cocinar en pequeños infiernillos. Primero vivieron en la rue Le pic, al lado del Moulin Rouge, y luego en la rue Tholozé, cerca del Moulin de la Galette que pintó Renoir. Trabajar no era difícil para su madre, pero al ser refugiada, la única retribución era la comida. En el submundo de los españoles de París había una corriente de apoyo y camaradería que sirvió para que entre unos y otros, todos sobrevivieran.
Para aumentar la moral y hacer un poco de propaganda por la causa, se organizaban bailes y celebraciones. A ellas les tocaba la jota aragonesa, nada más lejos de sus intereses, pero acabaron haciéndola suya, disfrutando de lo poco que se ponía a su alcance. Mejillones que vendían limpios, conejo con champiñon, paseos por Montmartre, un gato que se llamaba Juanito....
El tiempo pasó, y el hecho de frecuentar ambientes comunistas hizo que ella, con diecisiete años, conociera a un diputado del Partido francés. Al poco, los alemanes invadieron Polonia y se declaró la Guerra. Todo se sucedió con rapidez. Ante la proximidad de la toma de París, hubo que destruir los archivos del Partido, y ellos lo hicieron quemándolos en la estufa de la que iba a ser su casa. Habían pensado casarse, y tenían alquilado un piso pequeño, como todos, pero con un bonito papel de flores azules en la pared, y armarios en la cocina, y muchas ilusiones de dieciocho años en todas partes.
Pero.....Las ilusiones son así como las pompas de jabón, que no más las rozas con los dedos y se rompen. Ella era menor de edad, y faltaba la autorización de su padre, que estaba en España, con la guerra terminada y guardando silencio ante la peticiones que le hacían.
¿Por qué en un momento determinado se decidió lo que se decidió?¿por inexperiencia?¿por vehemencia?¿por falta de juicio? No sé. El caso es que su madre decidió venir a España por el papel, y, cómo no, ella no iba a dejarla sola en el viaje.
"No vayas, Franco no te dejará volver"" ¿ a mí? ¿por qué no? Yo no he hecho nada""Quédate aquí, la guerra durará poco, estaremos todos juntos"
Y marcharon, y las encerraron en un campo de concentración nada más cruzar la frontera, y les quitaron hasta la ropa de las maletas. Y cuando salieron llegaron a Madrid y encontraron a su padre viviendo cómodamente con otra. Y las echó. Y volvieron, y su madre peleó por su sitio. Y él las odió a partir de entonces por eso, y procuró amargar su vida. Como si hubiera sido dulce desde que salieron de Francia...
Y allí quedó el piso de paredes de flores azules, y los sueños, y todo. Su novio se unió a la Resistencia, y durante dos años se fueron cruzando cartas llenas de tachones por la censura. Y no se podía entrar, y no se podía salir, y había que vivir, de las cartillas de racionamiento, de los recuerdos... Y con el silencio después.
" Si quieres comer, vete a una esquina""A tu madre la alimento yo, pero a ti...."

lunes, noviembre 12, 2007

"...Pero yo amaba a esa mujer.La amaba tanto que, a veces, el amor que sentía por ella me aturdía, me desbordaba, se hacía más grande que yo y se concentraba al mismo tiempo entre mis sienes como un acceso de fiebre tropical y repentina . La amaba tanto que en aquel momento, mientras sentía que me quedaba sin suelo debajo de los pies y el vacío se cobraba en el centro de mi estómago un precio mucho más alto que el placer de todos lo vértigos, la certeza de que nunca volvería a sentir asco ni vergüenza al recordar la luminosa desproporción de su cuerpo desnudo, lograba mantener una hebra de calor en mi corazón entumecido y frío...."
Almudena Grandes, "El corazón helado"

Y digo yo, después de llevar leído casi todo el libro de esta mujer, ¿realmente el amor existe?
¿así de arrollador, de enfebrecido, de luchador, de posesivo?
¿Esto es una ficción-ficción, o está basada en hechos reales, como se suele decir para despistar?
O he perdido la memoria, o me estoy adormeciendo en mi nadería,
o peor, mucho peor, me lo temo.....
Todo esto me pasa, es cierto, y además....
¡Se me está helando el corazón!



domingo, noviembre 04, 2007


Paso todos los días bajo las ramas de un olmo, que tocan mi cabeza y tengo que apartar como si estuviera en una selva en vez de en un modesto parque "rústico". Brillan con la luz aunque han perdido ya su ternura de primavera. Pero no dejan de asombrarme, porque a pesar de que se dice que es otoño ellas se empeñan en seguir echando brotecillos nuevos.
No importa el tiempo, no hay calendario. Sólo el sol que aún calienta.