Allá, tras los rayos de sol
corro y salto.
Extiendo los dedos
para atraparlos.
Entre las ramas
los veo perderse
entre las hojas
ahora verdes.
Mis ojos buscan
cumbres azules,
cielos naranjas,
y voy tras ellos.
Busco sin fin,
sin remedio,
los ojos puestos
en esos cielos.
Nada que hacer.
El amor se ha ido.
Está todo seco,
la luz se pierde.
No encuentro puerto
y el sol se muere.
Y yo,
por dentro.
2 comentarios:
Es curioso, si tu poema se lee desde el fin hasta el principio, cambia el sentido, he dicho el sentido, es decir la orientación, que estás en el primer verso...¿Por qué no lo recitas así? ¿No te das cuenta que no hay conclusión sino siempre marcha, siempre inicio, siempre todo?
Pues es verdad.Pero...mi visión de las cosas es siempre así. El lado oscuro de la fuerza prevalece en mí!
Y ocurre a veces, Fackel, que las historias acaban, y mal. Y duele, y no se ve la luz, y te ahogas, y de pronto, allí arriba, ves el cielo resplandeciente, y luchas por subir a la superficie.
Y sientes el sol en la piel. Pero hasta llegar ....
Buenos sueños y mejor descanso.
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