sábado, marzo 13, 2010

Ese señor que ha muerto...

Cinco horas con Mario me abrió los ojos con dieciseis años a lo que podía ser una vida de pareja. Me rebelé. Me decidí a ser distinta a esa mujer superficial y materialista en la medida que fuera posible.
Toda la vida luchando, y al final, encuentro que soy Mario.... Me gusta....

2 comentarios:

Fackel dijo...

Ese libro lo leía a escondidas en clase de historia de no sé qué. De vez en cuando preguntaba el profesor y me pillaba en blanco. Tenía a mi lado una compañera que se ponía nerviosísima cuando preguntaba el cate. Su manía, defensiva para ella, terrible para mi, es que me pellizcaba cuando el profe se disponía a elegir a su presa. Fue una época de cardenales en mis brazos muy dura. Acabé la lectura clandestina del libro y acabé saliendo con la pellizcona. Qué cosas trae y lleva la vida.

lagave dijo...

A mi me lo mandaron leer en la Escuela, con dieciseis años. Me impresionó. Lo leí sola, jaja! Mira por donde me parece que lo de la pellizcona era una treta para tenerte pendiente de ella...Si la cosa acabó bien, bien está! Yo me daba de tortas y patadas con mi amigo americano, a falta de pan buenas son tortas, dicen. Pero ni llegamos a salir ni pasamos de las tortas a mayores. Una espinita clavada!