sábado, diciembre 29, 2007

Casas


Me gusta verlas al pasear o yendo en el coche, de noche. Luces cálidas iluminando vidas y vidas, paredes mates, visillos tenues. Ventanas de cocina que trasmiten el calor de una cena.
Una casa, una vida. Pienso que al cambiar de casa podría llevar otra vida diferente, ser otra yo distinta, miles de nosotras con una vaga conciencia de serlo nada más.
Fantaseo con la idea desde que era niña. Recortaba casitas y las pegaba en los meses de verano, y soñaba que eran mías y estaban en algún lugar desconocido. En la playa de Alicante me enamoré de las casetas de baño. Tenían el tamaño justo para mí, y en este nuevo sueño, incluía la posibilidad de llevármelas a cualquier parte, posarlas en cualquier rincón de los que veía al pasar con el tren y vivir allí hasta que levantara el vuelo hacia otro lugar. No me hacía falta nada más.
Casas y ventanas. Miradas, paisajes nuevos. Nuevos contenedores. Todo sigue el mismo hilo. Hacer un vínculo fuerte de una vez por todas las que no lo he hecho esperando qué sé yo . ¿Cuándo haré mía una casa y me sentiré en ella como si lo fuera ?

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