miércoles, febrero 13, 2008

Del caño al coro y del coro al caño.

Ése es mi recorrido.Ya sé que la rutina tranquiliza, da seguridad, estructura, y más cosas, sí.
Me quedo con lo de más cosas, porque ni me siento tranquila, ni estructurada, ni segura. Cualquiera sabe qué serán esas más cosas.
Con la primavera, a los árboles les saldrán hojas y flores (ya he visto los primeros almendros y olmos floridos, y mimosas también) No sé, no sé, pero puede que a mí me salgan unas alitas que me hagan levantar el vuelo, sólo un poco, lo justo para irme por algún desvío aunque al final mi destino sea el coro o el caño. Lo importante es el trayecto recorrido, no el destino.
La culpa la tienen los faros, y la isla de Ouessant, y Morbihan. Y todos los verdes del mundo que siento se están poniendo de acuerdo para brillar, para relucir, para llamarme con voz suave y tierna.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Hay que esperar a la primavera para la eclosión interior? No sé. ¿Los hombres nos regimos por otros mecanismos diferentes a los de la naturaleza o es que somos más posibilistas?

lagave dijo...

El otoño y el invierno me matan.
Soy una especie de Perséfone con vaqueros.
Mi parte de animalito ligado a la naturaleza es más que evidente en este aspecto. Lo orgánico se hace más fuerte que mi parte (digamos que) intelectual.
Además, no creo que esto sea una eclosión, más bien debe ser una rebelión. Estoy tan cansada que no puedo eclosionar, sólo me queda un espacio pequeñito para rebelarme.Y con voz bajita, no me permito más.
Puedo scribir los versos más tristes estos días.... lo siento!

Unknown dijo...

Hola Lagave, te molesto porque desde que leí un poema de Rafael Alberti que menciona el proverbio de "ir del coro al caño", a pesar de mi origen argentino, cercano a las cosas españolas, no he podido saber el significado del mismo. Mucho te agradeceré me lo hagas conocer.
Ariel Testino arieltestino@gmail.com