lunes, febrero 04, 2008
Mis deseos de huir crecen por momentos. Día a día siento que mis ataduras aprietan un poco más. Puedo cerrar los ojos, actuar, y hacer que no pasa nada, y dejar que esos mismos días se conviertan en días de tránsito hacia cada vez más escasos días para vivir plenamente. Días, días, días. cada noche la misma tortura, pensando en el nuevo amanecer.
Qué ha sido mi vida hasta ahora? una espera de un momento que nunca acabó de llegar. Como el tren de mis sueños, que además cuando por fin aparecía no tenía sitio para mí.
Mis deseos de huir crecen por momentos. Esto no tiene sentido. Mi vida tiene el mismo sentido que un vendaje que se pone a alguien, que una aspirina que alguien toma cuando le duele algo. Reparadora, consoladora, sostenedora. Y yo, queriendo estar tumbada al sol, viendo las nubes pasar. Ja! Ilusa. Dónde están mis pinturas de antes? Dónde mis cuadernos? Dónde mi alegría?
Esto es inmadurez? Esto es no asumir la vida adulta? Pues sí, debe ser, y me da igual. Yo tengo dentro de mí, todavía perceptible, aquel trazo de la persona que quería ser y que tuve que dejar atrás, poco a poco, "por necesidades del servicio". Y me llama, y me pide que no la ahogue del todo.
Mis deseos de huir crecen por momentos. Pero va a da igual. Seguiré aquí, en un mundo feliz, de éxito aparente o cierto, con la sensación de mi fracaso envolviéndome más o menos permanentemente. Hasta que un día de esos de tránsito sea el último.
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