Duermo, duermo, duermo. Desplomada, sin hartazgo, con tesón y aplicadamente. Como una piedra de cualquier valle de cualquier montaña.
Y sueño, sueño, sueño. Afanosa, viva, apasionadamente.
Ahora que lo pienso, ¿con qué soñaran las piedras?Quizá que se deslizan sobre un mar de agua rosada, sorteando lomos de delfines, mezclándose con peces voladores, y que son capaces de ver el fondo sin caer hacia él.
Sueños de piedras deben ser esos, sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario