Los veo dormir cada tarde,envueltos en la luz azul de las cortinas.
Desparramados, ovillados, boca arriba y boca abajo.
Caras de piel suave, cuerpecillos tibios, cabellos revueltos.
Poco a poco van despertando.
Titubean, miran a su alrededor, sonríen, buscan el abrazo que les devuelve a la rutina.
Abandonan su mundo de sueños y vuelven a la lucha.
Son tiernos todavía.Son la vida.
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