viernes, abril 24, 2009

Todo puede cambiar. Nada es absoluto. Incluso la muerte. No sabemos.
Estoy contigo, pero sin ti.
Ahora.
Pero, ¿y luego?.
No sé.
Nunca sé nada.
Y siempre quise saber,
siempre ignorando.
Todo es remolino gris y amarillo.
Como aquellas persianas
de aquella fría habitación
de aquella triste casa.
Siempre estando
pero sin estar,
siempre sabiendo
pero sin saber.
Todo puede cambiar.
Si.
No.
Margaritas deshojadas
a mi alrededor.

2 comentarios:

Fackel dijo...

Llevas una interesante dirección poética. La sientes, te guía. La metáfora del deshoje de las margaritas ignora con frecuencia que el corazón amarillo de la flor permanece entre nuestros dedos. ¿Y si las hojas no eran necesarias? En la vida el azar es fundamental, pero no se trata de abandonarnos a él. El azar late y se hace y se nutre en nuestro interior.

Buen domingo.

lagave dijo...

No sé, Fackel.Quizá ése es el corazón de la margarita que queda entre los dedos. Ignorancia de lo que nos rodea, extrañeza por ello mismo.
Me refugio en mi concha, a la espera de otros tiempos.
Buena semana.